En un reciente episodio de Chicago PD, la detective Kim Burgess se enfrenta a un dilema moral que pone en tela de juicio la integridad de un agente de policía. Hank Voight, su superior, le ha asignado la tarea de colaborar en una comisaría del centro de Chicago, cuyo enfoque principal es atender a la comunidad de inmigrantes venezolanos y garantizar su bienestar.
Durante su tiempo en esta comisaría, Burgess trabaja junto al agente Alvarado, quien también comparte raíces venezolanas. A primera vista, Alvarado parece ser un oficial comprometido con la protección de sus compatriotas. Sin embargo, a medida que avanza la investigación, Burgess comienza a sospechar que las intenciones del agente son muy diferentes.
Un giro inesperado en la investigación
La situación se complica cuando logran localizar al responsable del asesinato de una inmigrante venezolana, quien fue abatida a tiros. En un giro dramático, Alvarado toma la decisión fatal de acabar con la vida del sospechoso para evitar que revele información crucial sobre el caso.
Ante este descubrimiento perturbador, Kim Burgess se siente impulsada a profundizar en la investigación. Con el apoyo de su colega Adam Ruzek, decide desentrañar la verdad detrás de las acciones del agente Alvarado y las posibles irregularidades dentro del cuerpo policial.